Como prisionero del Señor, entonces, los exhorto a vivir una vida digna del llamado que han recibido. Sé completamente humilde y gentil; sed pacientes, soportándoos unos a otros en amor. Esforzaos por conservar la unidad del Espíritu mediante el vínculo de la paz. -Efesios 4:1-3
¿Estableces reglas y pautas para que tus hijas e hijos las sigan para que los ames más? ¿Pones expectativas en ellos para que puedan ganarse tu amor? No. Los amas y quieres verlos triunfar.

Ha establecido estándares para ellos porque sabe de lo que son capaces y quiere verlos alcanzar su máximo potencial.
Cuando Pablo dice «vive una vida digna del llamado que has recibido», no está diciendo que estas son cosas que debemos hacer para ganarnos el amor de Dios o para probarnos a nosotros mismos. En cambio, está dejando en claro que hemos recibido el alto llamado de ser hijos de Dios y que debemos vivir nuestras vidas de una manera digna de tal llamado.
Cuando piensa en su vida, ¿le describen las palabras humilde, manso, paciente, soportándose unos a otros en amor y unidad? Estas son las cualidades presentes en una vida que está a la altura del alto llamado que ha recibido.
Permita que estas palabras lo motiven a un nivel de vida más alto, como me está confrontando a mi, no para que pueda ganar el favor de Dios, sino para que pueda vivir de acuerdo con lo que Dios ya ve en usted.
Dios, gracias por el valor que ves en mí. Gracias porque me has llamado a ser tu hijo o hija tuyo. Ayúdame a vivir de una manera que refleje la vida a la que me has llamado. Amén