- Qué es la justificación por la gracia de Dios?

- La forma de gracia con la cual estamos más familiarizados y quiero poner más énfasis hoy es la que Wesley llama la gracia justificadora.
- La Biblia nos dice en Romanos 3:23 “pues todos han pecado y están privados de la gloria de Dios”. Por más que tratemos, no podemos ser suficientemente buenos. Necesitamos que Dios haga las cosas bien entre nosotros, para justificarnos.
- En su sermón titulado La Escritura, Camino de Salvación, John Wesley escribió que “Justificación es otra palabra para perdón”; “Es el perdón de todos nuestros pecados y con todo lo que ello implica, nuestra aceptación por Dios.”
- En su sermón Justificación por Fe, Wesley escribió lo siguiente: “Justificación por la fe implica, no sólo la divina evidencia o convicción de que ‘Dios fue Cristo, reconciliando el mundo en él mismo’, sino la certeza y confianza de que Cristo murió por mis pecados; que me amó tanto que dio su vida por mí. Así es que siempre un pecador que cree…Dios justifica al impío.”
- Wesley asocia este momento de nuestro desarrollo espiritual con una puerta. En el momento de la justificación, cruzamos el umbral de la incredulidad a la creencia, lo cual, sin embargo, no es por nuestro propio esfuerzo.
- La enseñanza simple y clara de las Sagradas Escrituras respecto a la justificación, es el perdón, la remisión de los pecados. Es ese acto de Dios el Padre quien, por medio de la propiciación hecha por la sangre de su Hijo, manifestó su justicia, “atento a haber pasado por alto los pecados pasados.”
- Romanos 5:1-5
- ¨Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; 2 por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios. 3 Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 4 y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 5 y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado¨.