«No ruego solo por estos. Ruego también por los que han de creer en mí por el mensaje de ellos”. —Juan 17:20
¿En qué piensas cuando escuchas la palabra legado? ¿Piensas en propiedades o el dinero? Ah puede ser, ¿algunos valores familiares transmitidos a través de generaciones?

Jesús oró la última «oración de legado”, como la cruz afectaría para bien por medio de esa trascendencia liberadora, redentora y santificadora. El reto es “ser para otros”, buscar maneras intencionalmente de ser un canal de Dios, viviendo ese mensaje de la Cruz; con ese sentido de urgencia activo que desea marcar una diferencia para otros.
En esa oración no solo oró por sí mismo, aunque él era el que estaba marcando la diferencia en su ser influyente autoridad trascendental de mensaje. El estaba en medio de la crisis. Ni siquiera oró solo por sus amigos y seguidores, aunque pronto se enfrentarían a la crisis real final de la Cruz.
Hacia el final de la vida terrenal de Jesús, Él oró por nosotros. Es asombroso, como Jesús aprovechando la oportunidad en medio de la situación difícil, se enfoca y despierta la expectativa de que cambiará la vida de gente todos los días empezando por los cercanos. Desde su pequeño grupo Jesús, en sus últimos momentos en la tierra, pensó también en nosotros.
¿Cómo sería para ti pensar dos o tres generaciones después de ti? O pensar hoy mismo en cómo ser el primero en tomar desafíos, abrir los ojos, reconocer y aprovechar una oportunidad en alentar, ayudar e invertir para hacer algo por otros algo trascendente. ¿Como quieres que te recuerden más allá de ti? ¿Elevas oraciones más allá de ti y tus dificultades o necesidades? ¿Cómo podría afectar eso a tu familia, la crianza de los hijos, trabajar con tu equipo o tu grupo cercano?
Cuando piensas en eso, si te desafías, entonces comienzas a tener una visión para tener un legado, tener una cultura de liderazgo de transformación, aprovechando el tiempo para ser y hacer algo que marque una diferencia y estar más cerca de tener la «mente de Cristo» (1 Corintios 2:16).
Dios, dame una visión para mi familia y lo que hago que sea más grande que yo ahora mismo. Oro por una visión para mi familia que sea aún más grande que mis hij@s. Oro por una visión del tamaño de mi Dios trascendente que nos ayude en cada familia, a pensar en el legado, lo que se transmite desde nuestro ser con sentido de urgencia para ayudar a los demás aun después de mí. Señor, yo lo deseo, para ser uno que te honre y poder estar más cerca de tener la «mente de Cristo». Por favor, dame fuerzas. Amén