Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. —1 Corintios 9-26-27 ESV
Correr sin rumbo. ¿Cuando lees esas palabras, qué imagen formas en la mente? ¿Ves a un corredor de maratón animado o desorientado? ¿Correr una carrera distraído te llevará a la meta? Imagina a este hombre arrastrando los pies, distraído por la multitud, y deteniéndose a lo largo de la pista para revisar su teléfono.
Ahora imagina a un corredor enfocado en la misma carrera. Sus líneas frente a él, pasos siguiéndolo detrás, otros frente a él corriendo; puede escuchar a la multitud aplaudiéndoles, pero mantiene una pisada constante hacia adelante. No revisa su reloj, y si lo hace es solo para asegurarse de que está al ritmo que él ha entrenado.
¿Estás viviendo tu vida enfocado o sin rumbo? Sistemáticamente te mueves con un plan en marcha, o estás inventando cosas como salirte a un nuevo plan fuera de orden en el camino.
¿Cómo puedes disciplinarte para mantenerte enfocado en el reto de misión de vida?
Señor mantenme enfocado en la misión más honorable de vida junto con mi familia, con mis sueños y llamado para servirte, Ayúdame a moverme con propósitos claros y dame las destrezas para correr la carrera con enfoque y perseverancia. Fortalece mi carácter y fe para seguir corriendo la milla extra hacia lo extraordinario y recibir el premio por lo que estoy corriendo. Amén.
Rodolfo Martinez 