Entonces los once discípulos fueron a Galilea, a la montaña donde Jesús les había dicho que fueran. Cuando lo vieron, lo adoraron; pero algunos dudaron. -Mateo 28:16-17

Este es, sin duda, uno de los mejores pasajes del Nuevo Testamento. Me gusta imaginar a los discípulos llegando a la cima de esta montaña cubiertos de polvo, o la humedad de la neblina, cansados, empujándose unos a otros, burlándose unos de otros y haciendo pasar un mal rato a los más lentos del grupo.
Cuando llegan a la cima, Jesús está allí. Él está de pie con ellos, presente, poderoso y decidido. Mateo nos dice que cuando lo vieron, algunos adoraron, pero sorprendentemente, algunos dudaron.
La palabra duda aquí significa «estar en dos lugares». En otras palabras, estaban allí físicamente, pero espiritual y emocionalmente estaban en otro lugar. Allí reunido frente a Jesús estaba el espectro completo de sus discípulos. Desde adoradores apasionados hasta aquellos que estaban preocupados, dudando y confundidos.
Lo que es absolutamente asombroso es que Jesús no hace de su realidad actual un requisito previo para su Gran Comisión. En el siguiente versículo le da a este grupo la instrucción de ir y cambiar el mundo.
Esto es interesante, como Jesús nos invita a congregarnos a todos, a ser instrumentos de evangelización; no importando nuestras escalas de confianza y pasión de fe por El. Claramente hay suficiente espacio en el Equipo de facilitadores de milagros en el nombre de Jesús; para aquellos que están luchando con sus batallas internas de dudas.
Al venir a encontrarme con Jesús en la Palabra, oración, sirviendo al necesitado, voy a traer estás dudas a sus pies para elevar mi corazón de adorador. Dios me invita a rendirme, a seguir aún en los altos y bajos y entrar a una relación con él, donde a la manera de Señor, soy como estos discípulos en un día cualquiera. Puedo pasar de la fe a la duda y volver a la fe otra vez.
Gracias porque lo sabes, mis altos y bajos, mis dudas y mi pasión por ti a la vez y me llamas para que te siga hasta la cima a un encuentro profundo contigo cueste lo que cueste. Amén