Deléitate en el SEÑOR, y él te concederá los deseos de tu corazón. Encomienda todo lo que hagas al SEÑOR. Confía en él, y él te ayudará. -Salmo 37:4-5 NTV
Algo único sucede cuando nos deleitamos en Dios. Una cosa es deleitarse con cierto tipo de comida, un pasatiempo o incluso un trabajo. Pero es completamente diferente cuando nos deleitamos en Dios, porque él comienza a plantar dentro de nosotros nuevos deseos, deseos de más de él, más amor, paz, gracia, y la lista continúa.
Como padre, como esposo, madre y esposa, pastor o líder; si te deleitas en Dios, entonces él comenzará a moldear tus deseos para estar alineados con los suyos.
Comenzarás a comprometerse con él en todos los aspectos de tu vida, incluidos los de tu matrimonio, tus hijos, tu emprendimiento, tus recursos y decisiones; todo vendrá a ser añadido si lo buscamos a El primero.
El verdadero compromiso con Dios moldeará cómo te ves a ti mismo y a tu familia. Hoy estaba en uno de los lagos de Winter Haven, meditando con mi devocional “Incendiario”. Uno de los ejercicios era escuchar en silencio al Espíritu Santo y oír lo que decía de mi. Ha sido increíble como me he deleitado escuchando lo que tenía el E. S. que decirme de mi.
No necesariamente siempre deleitarse hace que la crianza, las relaciones o la vida cotidiana sea más fácil; pero ciertamente te da sabiduría, gracia y perspectiva para cualquier cosa que se te presente.
Considera sus ángeles y el sensible o suave susurro y silencio. Deléitate en su adoración, protección y palabras de guía de Su presencia a tu lado. Si nuestro vehículo parece estar fuera de servicio, lo llevamos a un mecánico. Si nuestra propia vida y fe parecen estar fuera de lugar, necesitamos recalibrarnos en relación con Dios y volver a comprometernos con él.
Señor nuestro perdóname por deleitarme más en todo, menos en Tí. Amado Dios, en este momento me encomiendo a ti, así como mi familia y mis deseos. Ayúdame a estar alineado con tu voluntad para mi vida. Amén
Rodolfo Martinez 