1 El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente. 2 Diré yo de Jehová: Refugio mío y fortaleza mía; mi Dios en quien confiaré.
Recientemente con el Huracán Ian sufrimos un susto al caer un árbol del patio del vecino sobre nuestra casa. Pero gracias a Dios, por un milagro de su mano protectora; solo quedó a recostado y reposando sobre el techo de la casa. Otros no han tenido esta gran figura de buen final para sus vidas, sus propiedades, autos y ciudades más al suroeste de la Florida. Doy gracias por esta protección de Dios y donde la naturaleza nos brindó mucha gracia y misericordia.
El salmo 91 tiene un solo tema: la protección de todos los peligros (incluidos los fenómenos naturales). “El que habita al abrigo del Altísimo, morará bajo la sombra del Omnipotente”. La habitación de Dios, el lugar de su presencia, de sus alas protectoras, es el abrigo en este verso; y quien habita en semejante morada es quien puede cantar el salmo.
Toda la literatura bíblica revela que el goce de un privilegio divino descansa en cumplir condiciones: recibe el que pide, se le abre al que llama, halla el que busca. Asimismo quien está protegido contra el peligro es el que busca refugio en Dios, esto es, “el que habita al abrigo del Altísimo”. Es el hombre o mujer que, confiado, se cubre bajo las alas de Creador, al cobijo de Aquel que está en la cumbre más alta. ¿Quién está “en las alturas”? Dios. Él tiene la suprema autoridad. De modo que nuestra relación con Él es el secreto de nuestra protección contra todos los peligros
Les dejo con esta afirmación y declaración de la misericordia de Dios.
Isaías 63:7 De las misericordias de Jehová haré memoria, de las alabanzas de Jehová, conforme a todo lo que Jehová nos ha dado, y de la grandeza de sus beneficios hacia la casa de Israel, que les ha hecho según sus misericordias, y según la multitud de sus piedades.
Rodolfo Martinez 