Mientras él aún hablaba, vinieron de casa del principal de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto; ¿para qué molestas más al Maestro? Pero Jesús, luego que oyó lo que se decía, dijo al principal de la sinagoga: No temas, cree solamente. —Marcos 5:35-36

Cuando la vida no sale según lo planeado, a menudo tememos a lo desconocido y pone nuestra fe en un nuevo plan de acción. Escuchamos nuestros miedos y nuestra cabeza puede inclinarse hacia la desesperanza. Nuestras dudas internas se ven reforzadas por un espíritu de negatividad. Damos inconscientemente poder a los críticos para que como sus palabras extingan nuestra esperanza.
Pero Jesús escucha nuestra distracción con el diálogo interno que tenemos y desea darnos una nueva voz para escuchar. Para dirigirnos con su voz y seguir sus indicaciones. La voz que dice: No tengas miedo. Solo cree.
Como comandante en un ejército dirige a los soldados, Jesús pronunció esas palabras a Jairo como una orden, un imperativo, no una sugerencia. Jesús no lo declaró a la multitud; habló más allá de sus escépticos, habló directamente a Jairo. Al igual que con Jairo, Jesús desea sacarnos de nuestra desesperanza y más allá de nuestro miedo.
Él quiere que pongamos nuestra fe en él, no en un plan nuevo. Sus palabras pueden no siempre ser más fuerte que las palabras de los críticos, pero son más poderosas y proviene de una autoridad superior.
Dios, dame oídos para escuchar tu voz cuando la duda se ponga en control dentro de mí. Restaura mi fe en ti cuando mis planes fracasen. Muéveme más allá de mis miedos a un lugar de creencia, esperanza y promesa. Amén.