«De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él» —Marcos 10:15

Cuando tomamos un nuevo trabajo, necesitamos pasar por dos cosas: un proceso de solicitud y un período de capacitación o inducción para asegurarnos de que puede llevar a cabo las tareas requeridas. Así que si creemos en el reino de Dios que es más grande que cualquier trabajo que solicitemos, lo haríamos y esperaríamos que la entrada también requiera un proceso de inducción extenuante.
Pero Jesús desafía nuestras expectativas y explica que recibir el reino, requiere confianza y humildad, no una aplicación y formación.
El proceso para entrar en el reino no es extenuante, pero tampoco es fácil. Llegar a ser «como un niño pequeño» significa ser dependiente. Significa despojarnos de todo lo que nos hace fuerte y autosuficiente, y eso va en contra de «crecer y independizarse”. Pero tiene todo el sentido si quieren ser injertados en el reino y volverse dependientes sobre el Rey.
Cuando somos autosuficientes, compramos la mentira de que es todo lo que necesitamos. Pero cuando nos comprometemos con la confianza y la humildad, es realmente cuánto necesitamos a Dios en nuestras vidas.
Si recibimos el reino como un niño pequeño, humilde y dependiente, nosotros seremos capaces de lograr más de lo que nunca podríamos en nuestro poseer.
Dios, humilla mi espíritu y hazme más dependiente de ti. Ayúdame a ser como un niño pequeño para que pueda recibir el reino con asombro y esperanza. Amén.