«Porque será como un hombre que va de viaje, que llamó a sus siervos y les confió su propiedad. A uno le dio cinco talentos, a otros dos, a otro uno, a cada uno de acuerdo con su habilidad. Luego se fue». —Mateo 25:14-15

Una de las primeras cosas que hacemos cuando conseguimos algo nuevo es buscar instrucciones. Abrimos el paquete y encontramos el manual de indicaciones. Las instrucciones son útiles, y es aconsejable seguir el paso a paso descrito del manual. Pero, ¿qué hacemos cuando la vida nos da algo sin ninguna instrucción? ¿Cómo nos va cuando obtenemos una oportunidad de utilizar nuestra creatividad?
En el tiempo de Jesús, le tomaría a un siervo casi veinte años para ganar un talento. Así que el siervo que recibió cinco talentos de la propiedad de su amo tenía una gran responsabilidad que manejar.
A los sirvientes se les dio mucho capital con qué trabajar, pero el maestro se fue y les dejo sin ninguna instrucción. Cada siervo tenía una oportunidad para ejercitar su creatividad y hacer que su maestro se sienta orgulloso a su regreso.
Por la gracia de Dios, hemos recibido dones y talentos para ser usado para su gloria. Dios nos guía, pero nos dejo sin cualquier instrucción específica. En cambio, nos da oportunidades para usar nuestra creatividad y encontrar formas de hacerlo sentir orgulloso de su inversión en nosotros.
Dios, despierta mi creatividad. Inspira mi imaginación. Y ayúdame a ser un administrador bueno y fiel de los dones y talentos que me has otorgado. Amén.