Y cuando no pudieron acercarse a él debido a la multitud, quitaron el techo sobre él, y cuando habían hecho una abertura, dejaron caer la cama en la que estaba el paralítico. Y cuando Jesús vio su fe, dijo: al paralítico: «Hijo, tus pecados son perdonados». —Marcos 2:4-5 ESV

Cuando surgen obstáculos o dificultades impiden nuestro camino, se pone a prueba el compromiso con la tarea en cuestión. Cómo manejamos el deber, la motivación y persistencia.
Los obstáculos de la vida revelan lo que es importante para nosotros. Si nuestro compromiso con la tarea es más fuerte que el objeto en el camino, vamos a utilizar nuestra creatividad para completar la tarea. Pero si nuestro compromiso es frágil y nuestra dedicación es débil, encontraremos consuelo en no dejar de fumar, comer de más, o cualquier meta necesaria.
Una multitud no pudo evitar que los amigos del paralítico lo pusieran en contacto directo, descendieron por el techo la camilla hasta los pies de Jesús.
Un techo no fue obstáculo para hacerlos renunciar. Su fe en Cristo y su compromiso con su amigo eran mucho mayores que los obstáculos que se interponían en el camino.
Jesús notó su fe y honró su compromiso. Por el poder de Dios el hombre paralítico caminó. Por la gracia de Dios, los pecados del hombre fueron perdonados.
Un compromiso de llevar a otros a los pies de Cristo es un compromiso por el que vale la pena luchar. Creer en el poder de Jesús nos llevará más allá de cualquier obstáculo y sobre cualquier obstáculo que encontremos en el camino.
Dios, aumenta mi compromiso contigo. Aumenta mi intencionalidad y compromiso de llevar a otros a los pies de Cristo. Ayúdame a ver las oportunidades más allá de los obstáculos. Y concédeme la fortaleza para mantener el rumbo cuando hacer ciertas tareas no suenan cómodo perseverar en ellas. Amén.