RESPÓNDENOS SEÑOR

¿Hasta cuándo debo pedir ayuda, oh SEÑOR? ¡Pero tú no escuchas! «¡Hay violencia por todas partes!», clamo, pero tú no vienes a salvar. ¿Tendré siempre que ver estas maldades? ¿Por qué debo mirar tanta miseria? Dondequiera que mire, veo destrucción y violencia. Estoy rodeado de gente que le encanta discutir y pelear. Hasta cuándo, Señor, debo pedir ayuda, pero tú no escuchas? —Habacuc 1:2-3

El dolor ocurre. Ya sea el dolor físico de una lesión, el dolor emocional de una relación fracturada. El dolor de lo inexplicable, el dolor de un accidente, el dolor espiritual frente a los anti valores del Reino de Dios, el dolor de la maldad perpetuada en una guerra. El dolor tiene el hábito de abrirse camino en muchas formas en nuestra vida y la de miles o millones en este mundo. A menudo, tratando con buena intención de convencernos de que todo mejorará; alguien intenta darnos ayuda (y es aún peor si nos dicen esas frases “cliché” de “Todo va a estar bien”).

El problema más apremiante es el dolor, y afirmar la compañía, no tanto la explicación o respuestas de perspectivas sobre el mal, sufrimiento, dolor o infortunio. Así como vinieron a estar en silencio, acompañando en medio del sufrimiento y por un buen tiempo los amigos de Job. Así muchas veces deberíamos estar consolando a alguien, muchas veces en el mejor de los casos, estando a su lado en silencio.

La Biblia, en lugar de hablar con el estilo de ingenuidad, Habacuc habla con total honestidad acerca de sus sentimientos frustrados. Habacuc, por ejemplo, comparte su corazón quebrantado con Dios, y él no se detiene expresándose.

A lo largo de su intercambio con Dios, gradualmente se encuentra a sí mismo. Un tanto descontento, analizando su entorno de maldad y sin todas sus esperanzas cumplidas. Pero es ahí donde Dios responde, con una impresión del futuro, algo por acontecer sucederá, rápidamente Dios responde con un llamado a estar atentos, el perfil del enemigo y su estrategia enemiga de devorarles. Y es ahí donde somos animados, el tener confianza en la respuesta del Señor; y lo que es más importante, todo esto sucede cuando Habacuc es completamente abierto y honesto con Dios.

Es sólo cuando nos atrevemos a hacerle a Dios las preguntas difíciles sobre el dolor y la confusión que se puede comenzar a reflexionar en el rango de fe presente y futuro, sanar, y decidir cambiar actitudes negativas, reaccionar y ser transformarnos.

Es solo cuando nos rodeamos de la perspectiva de Dios que podemos superar dolores, someter nuestra conducta y ser inclinarnos a ser el héroe que cree la visión del bien venciendo el mal. “Aunque parezca que se demora en llegar, espera con paciencia, porque sin lugar a dudas sucederá. No se tardará”. (Habacuc 2:3)

Dios, escudriñame para ver si estoy ocultando dolor o confusión que debería estar compartiendo contigo hoy mismo para recibir tu respuesta. Tengo dolor y preguntas. ¿Serás mi guía en esta situación preocupante que tengo? ¿Verdad?

Señor. Estaré velando, esperando tu visión clara de victoria sobre el mal y confiando en que “Así como las aguas llenan el mar, la tierra se llenará del conocimiento de la gloria del Señor” (Habacuc 2:14) Amén.

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