
En tiempos sin esperanza, podemos buscar esperanza en Dios. Siempre será un gran ayuda considerar la búsqueda de la esperanza en tiempos aparentemente desesperanzadores, como un esfuerzo valioso.
Vivimos en tiempos muy difíciles, sin duda. Entre una pandemia global, guerra entre naciones, disturbios sociales, agitación económica e instancias frecuentes de clima severo y extremo, muchas personas están más que preocupadas: están luchando con una sensación de desesperanza. Hay dos formas principales de responder en circunstancias como estas: podemos ceder ante la desesperación cada vez más profunda, mientras tanto atenderla y socorrer a los que están ahora en medio de la desesperación de la guerra en Ukrania por ejemplo, etc. o cruzarnos de brazos. Pero esta tambien podemos responder aceptando la adversidad que nos ha tocado, pero usándola como oportunidades de apalancar nuestro propio crecimiento.
El problema para muchas personas es que no saben a dónde acudir cuando la vida parece estar fuera de control. Y es una realidad, muchos no tienen opciones, privilegios, educación y trato digno; por lo que se les hace más difícil ver el final del camino hacia la esperanza. Algunos se encuentran regresando a conductas adictivas pasadas. Hay quienes incluso toman la decisión trágica e irreversible de «resolver» sus problemas con el suicidio.
Recientemente me entristeció saber que personas e iglesia por la guerra están clamando por paz, que personas queridas están enfermas, hijos o hijas desaparecidos, familiares sufriendo con bipolaridad, dependencias aditivas, desajustes varios o separados en la distancia o le ha fallecido un padre o madre.
A pesar de tales tragedias, siempre será un gran ayuda considerar la búsqueda de la esperanza en tiempos aparentemente desesperanzadores, como un esfuerzo valioso. La vida es preciosa y valiosa, no importa cuán tristes puedan parecer las cosas. Todos enfrentamos dificultades durante las estaciones oscuras de nuestras vidas. Incluso para los seguidores de Cristo, debemos entender que la vida no siempre es fácil. Jesús les dijo a sus discípulos: «Les he dicho todo lo anterior para que en mí tengan paz. Aquí en el mundo tendrán muchas pruebas y tristezas; pero anímense, porque yo he vencido al mundo» [Juan 16:33 NTV]. Nuestra esperanza es no estar dominado en nuestras circunstancias, sino estar en Dios, quien tiene el control de nuestras circunstancias.
También encontré aliento en la letra de una conocida canción de Gaither Banda Vocal, Porque él vive: «Porque Él vive Triunfaré mañana Porque Él vive Ya no hay temor, Porque yo sé Que el futuro es suyo, La vida vale más y más, solo por Él». Estas son palabras poderosas para recordar, porque todos nos encontramos en los valles mucho más que en las cimas de las montañas.
Como individuo, familia, nación o como iglesia, siempre buscamos el resultado final con ansias de esperanza. En términos de desesperanza, es una táctica del enemigo de nuestra alma, descrita en la Biblia como un mentiroso y un engañador, el adversario de Dios. Su objetivo es, y siempre ha sido, engañarnos y destruir nuestras vidas.
Para aquellos de nosotros que hemos depositado nuestra confianza en Cristo como Salvador y Señor, podemos estar seguros de que nuestro bienestar eterno es seguro. Su obra de salvación y redención tuvo lugar hace casi 2,000 años, cubriendo nuestros pecados pasados, presentes y futuros.
El mundo que nos rodea, que podemos ver y sentir, puede hacernos perder la esperanza y caer en la decepción. Sin embargo, en la Biblia encontramos seguridad. El apóstol Pabló así lo expresó: «Dios nos salvó porque tenemos la confianza de que así sucederá. Pero esperar lo que ya se está viendo no es esperanza, pues ¿quién sigue esperando algo que ya tiene? Sin embargo, si esperamos recibir algo que todavía no vemos, tenemos que esperarlo con paciencia.» [Romanos 8:24-25 TLA]. La «esperanza» en el mundo, genera desesperanza, pero la esperanza basada en la Palabra de Dios, genera una confianza segura y una expectación sincera e inquebrantable.
Cuestiones Para Reflexión/Discusión
1. ¿Cómo te han afectado los desafíos de este año pasado y el actual: la pandemia, los disturbios sociales, la inflación, la economía problemática y ahora por si fuera poco la guerra al este de Europa?
2. Durante este tiempo, ¿alguna vez te has encontrado luchando con sentimientos de desesperanza? Si no, ¿conoces a alguien que lo haya hecho? ¿Cómo ha sido esa experiencia, para ti o para ellos?
3. A veces podríamos preguntar algo como: «¿Crees que mañana hará buen tiempo?», y alguien responderá: «Eso espero». ¿Cuál crees que es la diferencia entre «eso espero» y esperanza bíblica?
4. ¿Cómo respondes cuando escuchas a alguien decir que están poniendo su esperanza en Dios, incluso en circunstancias difíciles y aparentemente imposibles?
NOTA: Para obtener más información sobre lo que dice la Biblia sobre este tema, considere los siguientes pasajes: Romanos 5:6-8; 2 Corintios 4:18; Efesios 6:14-18; 1 Tesalonicenses 5:8-11; Hebreos 6:17-2