LIBERTAD

“Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manténganse firmes y no se sometan nuevamente al yugo de esclavitud”. —Gálatas 5:1

Y así dice otra versión: “Es por la libertad que Cristo nos ha hecho libres. Mantente firme, entonces, y no os dejéis agobiar de nuevo por un yugo de la esclavitud”

Y el versículo 13 dice: “Ustedes, mis hermanos y hermanas, fueron llamados a ser libres. Pero no uses tu libertad para complacer la carne; más bien, sírvanse unos a otros humildemente en amor. —Gálatas 5:1, 13

Probablemente no te tomaría mucho tiempo pensar en una película o libro donde la trama trata sobre la búsqueda de la libertad. Nos encanta historias de personas que son liberadas del cautiverio o de la circunstancia o poder opresivo.

Para el ser humano está entretejido en nuestro ADN cultural como cualquiera diría «libérame de las opresiones» y otros de formas diversas expresarían esas ansias de libertad.

Interesantemente la Biblia está en la misma página. Pablo desafió a los Gálatas porque hicieron de su fe todo acerca de la adhesión a las reglas. Pablo quería que supieran que la verdadera fe significa la libertad de una religión estrictamente centrada en las reglas y tradiciones obtusas o veneraciones idolátricas.

Culturalmente, nos encanta la idea de ser liberados de los demás y tener la aprobación. La religión basada en reglas o autocrítica, basada en condenación, colonización y control no debería ser, porque así no funciona la gracia de Dios.

Así de manera estable debemos caminar en un e rendimiento sano de lo que es la libertad en Cristo. Pero hay más en la libertad que puede escaparse de las manos.

En Gálatas 5:1, Pablo habla acerca de ser liberados de la ley, pero luego en el versículo 13 dice que hemos sido liberado para un propósito. La verdadera libertad significa que hemos sido liberado de las reglas y tradiciones obtusas y viciadas por los hombres o prácticas religiosas a través de Cristo. Porque eso fue lo que sobre la cruz Cristo nos legó con su victoria sobre toda esclavitud. Y ese sacrificio aún con su muerte es para que seamos liberados con el propósito de amar a Dios y al mundo. Ambos son elementos esenciales de la verdadera libertad.

Padre, recuérdame que soy libre de la ley. Dame un discernimiento claro de cómo vivir mi fe apegado a tu gracia santificadora y libre de condenación y culpa, temor o control colonizador de otros o sistemas sobre mi vida. Recuérdame que yo soy liberado para un propósito trascendente y no solo temporal: amarte con todo… y amar al prójimo como a mí mismo, hacer justicia y misericordia. Amén

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