«Les he dado la gloria que tú me diste, que ellos pueden ser uno como nosotros somos uno». —Juan 17:22

¿Alguna vez te han pedido que hagas algo, tal vez una presentación en el trabajo, una mediación con un equipo de gentes difíciles, un examen sorpresa o un ensayo en una clase, sin el adecuado recursos o capacitación para lograr el objetivo? Si es así, ¿Cuál fue el resultado?
La mayoría de las veces, no es lo esperado. Pero, cuando se trata de la unidad cristiana, Jesús afortunadamente no nos ha dejado ¡sin recursos!
En el versículo anterior, Jesús describe la unidad cristiana como una meta alcanzable. No porque seamos realmente talentosos o increíblemente amigables. Por lo menos no desde la perspectiva de Jesús. La unidad cristiana es posible porque nos ha dado su gloria, que es la misma gracia de Dios y presencia en la vida de sus creyentes. La presencia de Dios en los seguidores de Cristo traen una unidad cristiana real y duradera.
En cierto modo, esto es alentador. Jesús no nos ha dejado para entenderlo solos y desde lejos. Él nos ha dado un ayudante, su Espíritu Santo. Pero, de otra manera, esto significa que tenemos que trabajar en ello. La unidad no viene naturalmente; tenemos que rendirnos a los demás con humildad, discernimiento relacional y al susurro orientador del Espíritu Santo.
Tenemos que poner en nuestras agendas esta prioridad, leer libros por ejemplo: “Cómo ganar amigos” de Dale Carnegie o “El poder de las relaciones” y “Cómo ganarse a la gente” de John Maxwell. Necesitamos intencionalmente mejorar nuestra calidad relacional en busca de cumplir este mandamiento.
Si realmente queremos la unidad que Cristo tiene y oro que experimentaríamos, tenemos que mantenernos en sintonía con el Espíritu, diciendo diariamente: «No mi voluntad, sino la tuya».
Dios, confieso que te necesito. Específicamente para vivir y buscar la unidad, necesito a tu Santo Espíritu en mi vida. Quiero verte trabajar en mi y mis relaciones mejorando cada día. Quiero crecer intentando en lo que a mi respecta estar en paz y unidad con otros. Como un hombre o mujer se que tengo diferencia más de género, personalidad, experiencias, etc que me marcan y que me hacen diferente a mi pareja con a que deseo llevar bien mi relación. Para eso necesito tu presencia y pasos intencionados de crecimiento. Por favor, dame tu fuerza hoy. Amén.